lunes, 7 de mayo de 2007

Todos la cagamos...

Así es amigo...
Lo peor que nos ha ocasionado la TV es que lentamente mata nuestra capacidad de asombro. Claro, si no sólo nos embrutece día a día con programas faltos de contenido: musicales juveniles en que muchachos (as) sin ningún mérito intelectual que por bailar coreografías sin asunto y cantar canciones ajenas ganan millones y lucen sendos vehículos 4x4, mientras que uno, después de 6 años en la universidad, una vez titulado apenas podrá aspirar a un Corsa usado; también nos invaden (mejor dicho, a nuestros pequeños niños) con dibujos animados de sexualidad dudosa (v. gr., Bob Esponja y cia., el tan aludido Barney, los clásicos Teletubbies, entre otros), y muchas otras basuras que con deleite vemos día a día.
Podría decirse -al igual que como dijo un personaje en una película que ví- que salvo las noticias, las transmisiones televisivas no sirven ningún fin. ¿Y las noticias sirven algún fin?. Yo creo que no, porque con su menú diario de asesinatos, robos, violaciones, corrupción, catástrofes teercermundistas, desastres ecológicos, malos augurios económicos, accidentes de tránsito y muchas otras informaciones nos matan de a poco nuestra esperanza en un mañana mejor.
Por culpa de la TV hemos perdido nuestra imaginación y nuestra capacidad de asombrarnos y soñar. Ya no somos como las guaguas que se divierten felices con una simple caja de cartón, o un vaso plástico; no, la TV nos hace aspirar a bienes que no necesitamos y nos hace sentir infelices por saber que nunca los tendremos: tal vez nunca tendré un departamento en Algarrobo, o un Sony Vaio, o un Audi S8, así como nunca tuve los juguetes espectaculares que la TV promocionaba cuando era niño, y que la publicidad me hizo desear, y que ese deseo me hizo perder la capacidad de disfrutar más las cosas simples de la vida, como jugar con una sencilla cajita de cartón.

No hay comentarios.: